lunes, 2 de junio de 2014

LASAGNA DE PAPI

   Por petición de Claudia y Liam, el pasado domingo cociné mi célebre Lasagna. Lo primero que hice fue preparar la salsa bolognesa que serviría de relleno. Corté media cebolla, un puerro, una zanahoria, un par de dientes de ajo y un pimiento verde italiano en brunoise, que puse a pochar en una sartén mediana a fuego medio alto. Es necesario añadir ahí una pizca de sal fina para que ayude a sudar a las verduras, y remover con cierta frecuencia.
   Mientras las verduras de la sartén adquirían el dorado necesario, corté en finas rodajas una berenjena y un calabacín. Los puse en una fuente de pirex apta para el microondas, añadí sal gorda y un chorreoncito de aceite, y lo metí a máxima potencia 5 minutos, tras los cuales les di la vuelta y añadí un par de minutos más.
   Pasado este tiempo, las verduras de la sartén ya estaban listas para poderse integrar con el  medio kilo de carne picada de ternera, que mezclé cuidadosamente, añadiendo al tiempo sal, pimienta, orégano y albahaca. Al cambiar toda la carne de color, incorporé el tomate frito casero, volví a remover todo el contenido de la sartén y lo mantuve unos cinco minutos más a fuego lento.
   Escurrí la berenjena y el calabacín del exceso de grasa con un poco de papel absorbente de cocina.
   Y preparé la salsa bechamel: un buen trozo de mantequilla que dejé derretirse al fuego dentro de un cazo mediano, incorporé dos cucharadas de harina hasta formar el roux, y poco a poco fui añadiendo algo menos de medio litro de leche desnatada caliente sin parar de remover con las varillas. Añadí sal y una pizca de nuez moscada. Mantuve mi muñeca ocupada dando vueltas sin tregua cerca de cinco minutos. La bechamel debe quedar ligera, pero no líquida. Su misión es napar con fluidez las placas de lasagna.
  Ya todo listo, procedí a montar la lasagna. Con ayuda de un poco de papel de cocina unté de mantequilla la base de una fuente de horno rectangular. Coloqué juntas 4 placas de lasagna, y fui repartiendo: bechamel, berenjenas y calabacines, la bolognesa, más bechamel y queso rayado (yo prefiero la mozarella rayada), otras 4 placas  y repetí toda la operación, hasta acabar coronándola con las 4 últimas. Todo bien cubierto de bechamel y con queso para gratinar, y al horno.
   Suelo utilizar unas placas de lasagna rígidas que no necesitan ni cocción previa ni remojo.
   30 minutos en horno precalentado a 200 grados…y listo.
   Comimos felices en la terraza.
   No cuesta nada convertir un placer gastronómico en una tradición que Claudia y Liam recordarán para toda su vida, y que ojalá continúen con las familias que formen en el futuro. Por si les quedan dudas, aquí tienen la receta para siempre.   

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